30 de septiembre de 2015

Del "Cerco de Zamora" de García Calvo: Declamación del segundo acto del romance.


Yolanda Schintu, Javier Iglesias y Sabela García, de Contratiempo Teatro, declaman el segundo acto del romance.

El cerco de Zamora

«Esto es el Cerco de Zamora, que se ha hecho enhebrando lo que nos queda de los romances viejos, con algunos retazos sacados de las crónicas, y, por el resto, añadiendo los que parecía que hacían falta» (A.G.C.)

Editorial Lucina / Excmo. Ay. de Zamora
1ª Edición 20 de Junio de 2014
Contiene CD

28 de septiembre de 2015

Del libro de conjuros: Conjuro 11


Fotografía: Carlos Miralles


Pero ¿por qué esperamos por ti?
¡Como si no estuvieras aquí!
¡Como si no estuvieras escrita en el cielo!

¿Qué desvarío me ciega así? ¿Qué miedo
tuyo tras ti me hace correr?
¿Cómo no sé que el miedo de ver
es lo que arroja al sol a su vértigo ciego?

Pienso en el último trago y en el beso
último, y grito loco que no,
que eso no puede hacerse, que yo
no seré nunca el último yo que lo pienso;

conque me meto en mi casa, y luego vuelvo
años de haber y debe a contar,
bolas en ábaco vuelvo a enhilar
de ébano y vidrio y a hablar de hacer testamento.

Pero ¡si basta salir al campo abierto
noche de estío clara!, y allá
donde la noche ni noche es ya,
pura me miras tú, y al no verte te veo.

¡Gritos de luz! ¡Millonarias de silencio!,
tantas que ya ni número son:
'Pléyades' digo, 'Andrómeda', 'Orión',
'bóveda'; y mudo palpita todo sereno;

y el corazón que susurra «Todo esto»
siente latir la contradicción.
¡Centro del mar sin fin, corazón,
sol de la nada, flor de la sombra sin centro!

Dices «el fin del espacio», y ¿qué decreto
te ha de impedir pasar más allá?
Dices «Arriba», y sientes que ya
es el arriba un pozo en que caes sin término,

caes no sabes adónde: estoy cayendo
hacia mi no saber lo que sé;
polvo de astros pasa, y se ve
que es todo uno, que ni es vacío ni cuerpos,

uno que es dos porque no se sepa que esto
es todo nada, y ni aun nada es,
que ello soy yo, y yo sólo es
ello, la noche sin fondo en donde me pierdo.

¿Cómo va a ser? Pero ¿cómo no va a serlo,
si estoy en ello? Y en esta cruz
de la evidencia de infinitud
y lo imposible de la infinitud te encuentro.

¡Yo imposible! Ni fui ni soy ni puedo
ser lo que soy. Y tú estás ahí.
Fue de ese modo como te vi
cuando asomaba de niño al cielo desierto:

él la miraba por el balcón del huerto
clara sombra, y ciego te vio:
«Si hay más allá...» decía «Y si no...»
de una congoja inmensa los ojos abriendo;

y de mi niño te vi: luceros negros
en mi almohada hincada eras tú.
¿Qué haces ahora? ¿A dónde vas tú?
¿Qué locura nos hace esperarte en el tiempo?

GARCÍA CALVO, Agustín (1979). Libro de Conjuros. Zamora: Lucina (4ª Ed. 2000). p.38-41

19 de septiembre de 2015

El reto ¿imposible? de traducir poesía

Luis Astrana Marín, William Shakespeare y Agustín García Calvo.

Durante décadas el primer contacto con la obra de Shakespeare para muchos españoles fue el imponente tomo de las obras completas traducidas por Luis Astrana Marín y editadas por Aguilar en 1941. Periodista y ensayista, autor de una monumental biografía de Miguel de Cervantes, Astrana vertió en prosa todo el teatro y la poesía de Shakespeare. Esta es su versión del soneto 29, uno de los más hermosos:
Cuando, en desgracia con la fortuna y a los ojos de los hombres, deploro solitario mi triste suerte, y turbo con mis ayes inútiles a un cielo que no me escucha, y me encaro conmigo mismo, maldiciendo a mi hado—

Con el deseo de ser semejante al más rico en esperanzas, de tener un rostro como el suyo, de poseer los mismos amigos, ambicionando el talento de éste y el campo de acción de aquél, con lo cual me siento menos satisfecho que con aquello de que más gozo—
Entonces, en medio de estas ideas en que yo mismo casi me desprecio, se me ocurre pensar felizmente en ti; y, acto seguido, mi condición, semejante a la alondra que al despuntar el día alza su vuelo de la melancólica tierra, entona himnos a las puertas del cielo.
Pues el recuerdo de tu dulce amor me brinda tales riquezas, que desdeño trocar entonces mi estado con el de los reyes.

En 1974 el poeta y pensador Agustín García Calvo publicó su propia traducción de los sonetos de Shakespeare en la editorial Anagrama. Su versión traslada los endecasílabos originales a versos de trece sílabas en castellano y mantiene la rima. Este es el soneto 29, ahora según García Calvo:
Cuando, en desgracia con Fortuna y con el mundo,
lloro a solas mi sola condición de paria
y el sordo cielo en vano con mis gritos hundo
y me miro y maldigo mi estrella contraria,
deseándome igual a otro de más largo
favor, con sus amigos, con su parecido,
envidiándole el arte a éste, a aquél el cargo,
con lo que más disfruto menos avenido,
ya en esas casi odiándome, al fin por ventura
pienso en ti, y al momento mi suerte de un vuelo,
como alondra al romper del día, de la oscura
tierra se alza y canta a las puertas del cielo.
Pues tu amor recordado aporta tal tesoro
que cambiarme con reyes tengo ya a desdoro.*
Publicado el 10 de julio de 2015 en www.poetica2puntocero.com. Seguir leyendo
*SONNET 29
When, in disgrace with fortune and men's eyes,
I all alone beweep my outcast state, 
And trouble deaf heaven with my bootless cries,
And look upon myself, and curse my fate, 
Wishing me like to one more rich in hope, 
Featur'd like him, like him with friends possess'd,
Desiring this man's art and that man's scope, 
With what I most enjoy contented least; 
Yet in these thoughts myself almost despising,
Haply I think on thee, and then my state, 
Like to the lark at break of day arising 
From sullen earth, sings hymns at heaven's gate;
For thy sweet love remember'd such wealth brings
That then I scorn to change my state with kings. 


8 de septiembre de 2015

Sermón de ser y no ser

...Ahora
que la femenina cobardía se ha llevado
de casa a mis hermanas blancas, a venderlas
al habitual mercado, y diecisiete quintas
de mis amigos bravos, ojos dulces a mis ojos,
naufragan en la polvareda de la tarde,


se harían leonistas, o como era Lope
lopista por esencia...

GARCÍA CALVO, Agustín (1972) Sermón de ser y no ser. Zamora: Lucina. (7ª ed.) p. 20-21